martes, 22 de octubre de 2013

De rosas y juguetes...






Los pequeños dilemas, nimios, que surgen a cada momento.

¿Cortar o no la rosa?

Da cierto reparo despojar al rosal de su flor. Es tan bella, y sólo tiene una. Pero está lloviendo y no vamos a salir a la azotea estos días. Cuando lo hagamos otra vez, habrá dejado atrás la eclosión de su instante perfecto y estará agotada, casi deshojada.
Arranco el tallo, también se me desgarra algo, sutilmente, por dentro. Ahora reposa en un vaso de cristal en el escritorio de la entrada. Cada vez que paso me recreo en su su hermosura. La veremos madurar, convertirse en esa rosa pura que contiene en sí todas las rosas y morir en estas tardes de otoño.

Segundo dilema. Reyes me manda que tire la basura, y sin que lo vean los niños, me entrega una bolsa con juguetes rotos, o simplemente viejos, ya no los usan. Pero yo veo los cochecitos de plásticos de colores, y una jirafa de peluche ajada, y un monederito amarillo... y veo las manos que los tocaron y que disfrutaron con ellos, y las tardes de juegos y la ilusión perdida y sobre todo el tiempo que pasa.
No se puede guardar todo. Me ocurre lo mismo con los libros de "trabajitos" del cole, los dibujos con rotuladores y garabatos... En una familia con niños tanta acumulación acabaría por echarnos a nosotros. Reyes que es ordenada y práctica, y lleva la intendencia de la casa, lo sabe bien y no duda en deshacerse de lo inútil. Ya en la calle deposito dos bolsas dentro de los contenedores, la de los juguetes la dejo fuera. Todavía tienen una última oportunidad, tal vez alguien, han sido parte feliz de mi familia, se apiade de ellos...

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