domingo, 5 de mayo de 2013

y dulzura para el pensamiento...

Precioso texto apócrifo sobre la creación de Adán del 2 Henoc (o el libro de los secretos de Henoc), misterioso libro escrito probablemente en el s. I d. C. (o quizás un poco más tarde) y que ha llegado a nosotros tan solo en traducción eslava. 

Es Dios quien habla a Henoc... "El sexto día di órdenes a mi Sabiduría para que creara al hombre, partiendo de siete elementos, a saber: su carne de la tierra, su sangre del rocío y del sol, sus ojos del abismo de los mares, sus huesos de piedra, su pensamiento de la celeridad angélica y de las nubes, sus venas y sus cabellos de hierbas de la tierra, su alma de mi propio espíritu y del viento. Y le doté de siete sentidos: oído en relación con la carne, vista para los ojos, olfato para el alma, tacto para los nervios, gusto para la sangre, consistencia para los huesos y dulzura para el pensamiento. Y me las ingenié para que hablara palabras sagaces. Creé al hombre partiendo de la naturaleza visible e invisible, de ambas a la vez, muerte y vida; y la palabra conoce la imagen lo mismo que a cualquier otra criatura, pequeña en lo grande y grande en lo pequeño.
Y le dejé establecido en la tierra como un segundo ángel, honorable, grande y glorioso. Y le constituí como rey sobre la tierra, teniendo a su disposición un reino gracias a mi Sabiduría. Y entre mis criaturas no había nada parejo a él sobre la tierra. Y le asigné un nombre que consta de cuatro elementos: Oriente, Occidente, Norte y Sur [ADAM en griego]. Y puse a su disposición cuatro estrellas insignes, dándole por nombre Adán. Le doté de libre albedrío y le mostré dos caminos, la luz y las tinieblas..." y comienza el relato del primer pecado. 

DÍEZ MACHO, A. (ed.), Apócrifos del Antiguo Testamento. Ciclo de Henoc IV (Madrid 1984) 177-178.

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