miércoles, 8 de mayo de 2013

Mientras se hace el cocido

Primero fui a la biblioteca. Increíble no encuentro ni un libro de Aquilino Duque. Pensándolo bien, eso dice mucho en su favor, porque hay cada cosa.
Acto seguido reunión de curso. Muy interesante, evaluación y planificación del proyecto de los alumnos que será una exposición en el CICUS. Cuando terminé en la Fundación Madariaga me fui corriendo, quiero decir en bici, a ver si pillaba el teatro que Santiaguito hacía en el cole. El salón de actos estaba atestado, entré con mi bolsa de libros que había sacado de la biblioteca y uno estupendo y enorme de Zurbarán, que Luis G de T amablemente me ha prestado y que me viene de perilla para un "trabajito" que me ha salido. Me siento en primera fila y justo entonces comienzan los aplausos y termina la función. Aplaudí fuertemente y saludé a mi hijo con gran entusiasmo, que saludaba a su vez junto a sus compañeros.
Regreso a casa con la pandilla, menos Manolito, que su madre ha ido a recoger del conservatorio. Cuando llega me voy al Casino de la Exposición, donde se continua el homenaje, ( bien merecido, ya era hora), a Aquilino Duque.
A Reyes, le digo que no se preocupe, que el potaje de mañana, cuya elaboración tenía yo comprometida, la haré a la vuelta, que no será tarde.
Pero el hombre dispone...
El Casino estaba esplendido, he de decir que Sevilla estaba esplendida, y  me lo reconocen los que vienen de fuera, y es verdad. Hace calor, pero el parque, las buganvillas en flor, el cielo, trasmiten optimismo y belleza.
La mesa redonda un lujo, un placer. Enrique García-Máiquez, excelente como siempre, Fco Bejarano certero y Juan Lamillar muy interesante.
Saludos al homenajeado que es una persona admirable y sencilla y una verdadera suerte conocerlo de cerca. Por allí pasea Jacobo Cortines, como un dandi antiguo con sombrero y,  para mi sorpresa se reúnen amigos de amigos que conozco de la blogosfera, y así, me topo, con personas tan interesantes como Alejandro Navarro, poeta y profesor de filosofía, Abel Feu, también poeta, Javier de Navascues, José Julio Cabanillas...y así claro me enredo y nos tomamos unas cervezas y...me dieron las doce y aquí estoy a estas horas esperando que se haga el cocido antes de acostarme.
Pero las copas entre el club de los poetas vivos ha sido impagable.
Eso sí, los garbanzos están todavía duros

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